La Voz como Camino

La voz, guía del camino a la consciencia corporal.

Cuando se inicia el camino de búsqueda de la propia voz, se comienza un camino de autodescubrimiento que trasciende a la voz. Resulta necesario tomar consciencia de los patrones posturales que me definen hoy, entrenar la escucha propioceptiva y la autoobservación. Identificar hábitos y patrones posturales, hacerlos conscientes y, desde allí, desarmarlos para encontrar nuevas posibilidades de movernos y estar. La voz como una guía,  va dando luz a aquellos lugares donde hay trabas y rigideces, para poder, con paciencia, ir abriendo nuevas sendas que habiliten otros modos de ser, de estar, de percibirnos y de expresarnos.

 Roy Hart decía: «La voz es el músculo del alma».

La voz es producida por el complejo instrumento que es nuestro cuerpo. Para producir un sonido pleno y armónico es necesario preparar el cuerpo de tal forma que pueda estar disponible a la resonancia.

¿Qué significa esto? De manera general, significa que la totalidad de la estructura corporal y sus funciones fisiológicas estén funcionando de manera equilibrada y armónica. Nuestro cuerpo es un amplio territorio, en su mayoría, desconocido por nosotros mismos. Conscientemente, sólo contamos con un mapa, que es nuestra percepción corporal actual. Esto significa, el camino que más hemos recorrido a lo largo de nuestra vida.

Dice R. Galand: «La forma informa» Nuestra postura es el resultado de la interacción de varias influencias adquiridas y heredadas durante nuestro desarrollo hasta el día de hoy. Desde que nacemos vamos aprendiendo, por imitación, la postura y formas de nuestros padres, nuestra familia, la cultura, la sociedad, y vamos desarrollando nuestras propias experiencias en relación a estas interacciones. Con el tiempo, va quedando impresa una huella: el mapa corporal. Éste no abarca la totalidad de lo que en potencia podemos ser, no abarca la totalidad del territorio corporal. 

Muchas personas vienen a la clase de canto en búsqueda de poder liberar la voz y expresarse mejor: «yo no tengo voz», «¿Cómo libero mi voz?», «¿Cómo encuentro mi verdadera voz?». Yo pregunto: ¿Qué apresa la voz? ¿Dónde se esconde? ¿Qué voz es la que tengo, si no es la verdadera? Resulta curioso, pero nos ayuda a pensar.

Si la voz es producida por el cuerpo y sabemos que la vivencia que tenemos de nuestro cuerpo, nuestra postura, es el resultado de la sumatoria de muchas influencias y patrones externos, resulta lógico creer que la voz que tenemos no es la propia, por lo menos no en su integridad. Ésto es cierto parcialmente, si se lo analiza sólo desde un punto de vista. No podemos renunciar a lo que somos, hay que agradecer el hecho de que, por todas estas estructuras, hoy somos lo que somos y hemos llegado a donde estamos.

Propiocepción y Escucha Corporal
La voz se abre camino en el cuerpo, se expande al expandir el gesto.

Pero también es importante reconocer que se puede mucho más de lo que se cree, que nada en la vida es inmutable, que vivimos en constante cambio y que resulta necesario desarrollar la capacidad de ser flexibles y mantenernos abiertos a ello.

Cuando se inicia el camino de búsqueda de la propia voz, se comienza un camino de autodescubrimiento que trasciende a la voz. En el recorrido se despliega un nuevo mundo, que se nos abre pleno y abundante y nos invita a mirar, con ojos asombrados, todo lo que podemos ser. 

Nuevos caminos corporales y nuevos recorridos de la voz.